generalmente, los decretos se componen de tres partes.
1.el saludo del decreto es invocatorio. esta dirigido a la presencia de Dios individualizada en todo hijo e hija de Dios y a los servidores de Dios que componen la jerarquía espiritual. este saludo (el preámbulo del decreto), cuando se da reverente mente, es un llamado que exige la respuesta Dios y de los que han ascendido. no podríamos negarnos a contestar este llamamiento en nuestra octava, tal como en la vuestra un bombero no podría negarse a responder a una llamada de auxilio. el propósito del saludo, pues, es invocar inmediatamente las energías de los maestros ascendidos en la contestación a la parte principal de vuestra carta a dios que con tanto amor pronunciáis individualmente o al unisono.
2.la parte principal de vuestra carta se compone de enunciados que expresan vuestros deseos, las condiciones que quisierais invocar para vosotros mismos o para otros, y las suplicas que se incluirían aun en la oración común. una vez emitido el poder de la palabra hablada por medio de nuestra conciencia externa. de vuestra mente subconsciente y de vuestra mente supraconsciente o yo superior, podéis estar seguros de que la conciencia suprema de los maestros ascendidos a quienes habéis llamado, también esta interesada en la manifestación de lo que habéis invocado.
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